Quizás fue por mi propia soberbia, que me animé a conocerte
A pesar del momento, a pesar de las palabras –de los otros.
Quizás esto es tan solo otra comida rancia de mi propia
cosecha
El gusto amargo a pesticida que se adhiere a las muelas.
Debe haber sido por mi propia arrogancia,
Y no puedo echarte la culpa,
De haber confiado en tu mirada, de haberme perdido en tu
sonrisa.
Probablemente sea responsabilidad
mía, que a pesar de estar advertida
Me creí inmune a tu veneno.
Me pensé capaz de escapar a tus abrazos,
Y seguir –viva–.
L.