No tenemos nada juntos.
Ni una foto. Ni un futuro.
Entonces no entiendo por qué te siento mío,
como si me pertenecieras,
como si alguna vez me hubieras pertenecido.
Y a veces, cuando te cruzo, pienso que estás respondiendo mi llamado,
que viniste porque te lo dije.
Como todos los días cuando te hablo, en silencio.
Y desde lejos, te sonrío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario